miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Para qué planeamos?


Sinceramente, basta hacerte esa simple pregunta cuando te dispones a planear, ¿Para qué lo haces?

Por muy distintas que sean tus respuestas en diferentes momentos o diferentes contextos, tus respuestas dejarán ver que lo que quieres hacer es alcanzar un objetivo, un lugar en el cual, evidentemente no estas actualmente.

Los procesos de planeación en general, empiezan analizando las condiciones actuales o incluso estudiando el pasado, para poder determinar cómo llegar a donde queremos. En algunos esquemas de planeación hasta se enfocan en los problemas que se han tenido de la forma actual de funcionar.


¿En verdad podemos llegar a lugares diferentes partiendo del pasado o las condiciones actuales?

La respuesta es sí. Claro que podemos llegar a lugares en los cuales no estamos, si analizamos lo que hemos hecho y cómo nos ha funcionado, para hacer ligeros cambios e irnos direccionando a nuestro objetivo, pero implica poca acción del hombre.
Así lo hace la mayoría de las organizaciones; utilizando predicciones, proyecciones, pronósticos, etc. y entre mejor sea su planeación más rápido llegan a su objetivo.

Sin embargo, cuando queremos llegar a un lugar muy distinto al que estamos actualmente o hemos estado, hacer ese tiempo de planeaciones no son las más indicadas, porque enfocan nuestra atención justo en eso, en lo que hacemos actualmente o hemos hecho y que nos trajo a donde actualmente estamos.


¿Cómo llegar a lugares totalmente diferentes?

Fácil, no te enfoques ni en el pasado ni el presente, enfócate en el futuro, parte de un lugar en el que nunca has estado pero quieres llegar. Esta es la propuesta de la Planeación Prospectiva.

1.- Empieza diseñando el futuro: Visualiza claramente qué es lo que quieres lograr, las cosas que quisieras tener o donde quisieras estar. Entre más clara sea tu visión del futuro aseguras su cumplimiento, ya que te ayudará a identificar más fácil cuál es el siguiente paso.


2.- Continúa mencionando lo que actualmente te impide llegar ahí: Enlista todos los problemas actuales que te impiden llegar, tener o lograr lo que te propones.


3.- Pondera de mayor a menor cada uno de los problemas: Identifica la relación de toda esa lista de problemas y piensa, ¿Cuál sería mi mayor problema?, ¿Cuál problema, si se soluciona, favorece a la solución de los demás?. El mayor será aquel problema que parece ser la causa principal de los demás problemas, !Empieza con ése!.

4.- Elige el problema: No mires los demás problemas hasta que hayas terminado con el primero, atiende sólo ése. Eso ayudará a relajarte y enfocar todas tus energías en el más importante.

5.- Selecciona los recursos y estrategias: En esta parte lo más importante es utilizar los recursos con los que ya contamos, enfocando nuestra atención en disminuir aquel problema, más que en buscar más o diferentes recursos para solucionarlo. Así, verás que utilizarás cada vez mejor lo que tienes.

Así vamos pasando a cada uno de problemas siguientes. Avanzarás cada vez más rápido porque suponemos que estamos trabajando sobre los más grandes o causantes de los otros.



Gastón Berger, iniciador de este tipo de planeación, define a la prospectiva como “la ciencia que estudia el futuro para entenderlo y poder influir en él”. Una visión muy diferente a las otras formas de planear, por enfocarse en una visión del futuro sin importar el pasado o el presente.


Es una excelente forma de planear cuando queremos llegar a un panorama muy distinto del que tenemos, o a una solución verdaderamente creativa, dejando en segundo plano lo que venimos haciendo y dependiendo totalmente de la voluntad del hombre en conseguir el objetivo.

Omar Alejandro Chaparro Villa

Consultor Benevia

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